<r>El regreso no está siendo sencillo.

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Si en los puestos de vanguardia de esa séptima Vendée Globe la noche se resume en uns intensa carrera de velocidad, en el pelotón central y en la cola de la flota las cosas han sido bastante más complicadas...



Hace dos días perdió su genáquer, y esa noche ha roto su espináquer. Pese a su gran entusiasmo, el patrón franco-italiano ha pasado horas difíciles. Obligado a subir al mástil una vez más, en condiciones poco recomendables para este tipo de ejercicios, sobre todo en solitario, ha tenido que permanecer 2 horas colgado para liberar el calcetín del espináquer y el resto de la vela rota. Tan peligrosa era la operación que Di Benedetto ha renunciado a soltar la polea de la driza y la ha dejado a 27 metros de altura.

Ahora solo le queda la driza fraccionada. Unas pocas palabras del protagonista bastan para hacerse una idea de lo dura que ha sido esa operación: "Me he golpeado por todas partes subiendo y bajando pero no estoy herido". Su velocidad en esta última hora (apenas 7 nudos) pese a navegar con un viento de sudoeste de 20 nudos revelan sin embargo que a bordo del Team Plastique no se ha recuperado aún la normalidad. El barco da muestras de fatiga y le quedan más de 6.200 millas por recorrer antes de llegar a Les Sables d'Olonne.



Remontada por popa



A algo más de 850 millas a proa del Team Plastique, Tanguy de Lamotte (Initiatives-coeur) navega en un flujo de sur-sudeste de 20 nudos y prosigue su buena progresión de los últimos días. Bertrand de Broc (Votre Nom autour du Monde avec EDM Projets), 210 millas por delante, avanza esta madrugada a dos nudos menos que De Lamotte (11,8 frente 13,9). Los dos remontan ese Atlántico Sur mucho más rápidos que los componentes del pelotón central, que siguen luchando contra vientos de cara. En 24 horas De Broc ha recuperado más de 200 millas a Arnaud Boissières (AKENA Vérandas), el hombre que cierra ese grupo.



Progresión errática



Hay que decir que ese club de los cinco vive condiciones penosas. Navegantes de la experiencia de Jean Le Cam (SynerCiel), Dominique Wavre (Mirabaud) y Mike Golding (Gamesa) –los tres más veteranos de esa Vendée Globe- coinciden todos ellos en decir que la remontada del Atlántico Sur nunca había sido tan desagradable y complicada. Mientras Boissières progresa con vientos flojos, pero portantes, pegado a la costa brasileña, en medio de un intenso y peligroso tráfico marítimo, Javier Sansó (ACCIONA 100 % EcoPowered) Y Wavre ciñen contra un viento de proa de 20 nudos. Hace días que los alisios han desaparecido de esa parte del mapa. El patrón español multiplica las viradas en un intento de aprovechar los pequeños roles del viento, aunque sus esfuerzos no han impedido que el suizo incrementara su ventaja en 32 millas durante la noche.

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ambién ciñen los dos primeros de este pelotón central, Le Cam y Golding, que navegan ahora en rumbos convergentes. Los dos empiezan a notar cómo el viento de norte va rolando hacia el nordeste, circunstancia que permite al británico acercarse una vez más al francés. 10 millas los separan ahora en la clasificación, pero las 80 millas de distancia lateral entre ellos (con el Gamesa al Este del SynerCiel) pueden igualar la balanza dentro de unas horas.



Duelos a alta presión



Al otro lado del Ecuador, 1.600 millas delante de Le Cam, se mantiene la lucha por la tercera plaza entre Alex Thomson (Hugo Boss) y Jean-Pierre Dick (Virbac Paprec 3). En unos alisios del nordeste de 15-20 nudos, los dos últimos aspirantes al podio prosiguen su remontada del Atlántico Norte, con cierta ventaja para el francés, el más rápido de la flota en las últimas 24 horas, con 370 millas en su corredera, a una media de 15,4 nudos, frente a los 13,8 del británico.

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La llave de paso



La gran lucha por la victoria final está a punto de entrar en la recta decisiva. A menos de 1.860 millas de Les Sables d'Olonne, François Gabart (MACIF) está empezando a sufrir la influencia de la barrera anticiclónica que le cierra el paso: su velocidad ha bajado a menos de 10 nudos.



Armel Le Cléac'h (Banque Populaire) aprovecha la circunstancia para arañar algunas millas al líder, pues mantiene aún más velocidad (en la última hora avanza a 12,6 nudos) al navegar en una zona de más viento. Pero también él perderá velocidad cuando se acerque al anticiclón. La clave de la victoria está en ser el primero en encontrar el pasillo de viento, al Oeste de las Azores, que permita rodear la zona de vientos muy flojos y volar hacia la línea de llegada. Y en no sufrir averías de ultimísima hora, como ha sucedido ya en anteriores ediciones de la Vendée Globe. Los próximos días prometen ser apasionantes.



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