La 49ª Palamós Christmas Race comenzó este viernes marcada por la ausencia total de viento, una circunstancia que impidió a la flota salir al mar y disputar las primeras pruebas del programa. La vela, un deporte totalmente dependiente de la meteorología, volvió a mostrar su cara más imprevisible en una jornada que terminó sin regatas. Desde primera hora de la mañana, los 350 regatistas permanecieron en tierra a la espera de una posible mejoría. El día arrancó con cielo cubierto y chubascos intermitentes, que se fueron sucediendo durante toda la mañana. Pasadas las 14.00 horas, un último chaparrón, el de mayor intensidad, acabó siendo determinante. Tras la comunicación permanente con los dos Comités de Regata situados en alta mar, donde apenas se registraban brisas de hasta 5 nudos, el oficial principal de regata (PRO), Carlos Palomares, decidió dar por finalizada la jornada. A las 14.30 horas se izó la bandera AP sobre A, señal inequívoca de aplazamiento definitivo, lo que supuso la cancelación oficial del día y el inicio del desmontaje de las embarcaciones por parte de las tripulaciones. La decisión también estuvo condicionada por la normativa, que impide dar salidas a menos de una hora de la puesta de sol, prevista para las 17.18 horas. «Ha sido un primer día complicado, tal y como anunciaban los mapas meteorológicos. Lo hemos intentado, pero el viento de levante apenas ha alcanzado los 3 nudos, insuficiente para competir», explicó Palomares, que se mostró moderadamente optimista de cara a las próximas jornadas. Para este sábado, segunda jornada de la regata, la previsión apunta a viento inestable del sureste entre 4 y 7 nudos, con probabilidad de nuevos chubascos.

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