Quién iba a decir el 19 de octubre de 2024, el día que acabó la 37 Copa América de Barcelona, a la que hay que reconocer que fue un éxito organizativo, de participación y que, a pesar de los políticos, dejó un buen sabor de boca en la ciudad y sobretodo entre los participantes; seis meses después, estaríamos hablando de que la competición estaría en caída libre, con desmanes varios, con desbandada de equipos y todo lo inimaginable, poniendo en un serio aprieto a la propia competición y a su defensor, el Team New Zealand. De haber continuado en Barcelona estaríamos hablando seguro de los seis equipos que participaron, y no se descartaba alguno más, había un proyecto de barco español, pero tras la negativa de los partidos de izquierdas catalanes -PSC, ERC, Comuns y la CUP-, que pusieron en jaque la estabilidad del gobierno municipal si continuaba el evento en la ciudad. Esto pilló a contra pié no solo al Defender, sino a los otros cinco equipos participantes, que de haber seguido en la ciudad condal, lo tenían todo preparado para continuar y que buscaban en la ciudad la estabilidad que habían tenido los equipos durante el periodo de antes y durante la competición. A partir de ahí empezó el ocaso de la Copa América, con Grant Dalton contrariado, peleas internas entre Sir Jim Ratcliffe y Ben Ainslie, que acabaron con INEOS Britannia abandonando la competición; Alinghi también dando un paso al lado por desavenencias con el Defensor, con el American Magic y hasta el propio Athenea Racing replanteándose la continuidad por lo mismo que los suizos y el único que sí ha confirmado su participación sigue siendo Luna Rossa, que si ya lo había anunciado en Barcelona, ha reafirmado su posición con la elección de Nápoles como sede de la 38 edición en 2027; porque de los franceses del Orient Express, poco o nada se sabe. Con este panorama nos encontramos. Con una Copa América rota, y de la que tienen que cambiar mucho las cosas en muy poco tiempo para que vuelva a resurgir y no nos encontramos en Nápoles en una Copa América de tan solo dos equipos, posibilidad que existe, pero que sería fatal para la competición. La Copa América en sus más de 150 años de historia ha vivido muchas crisis, hecho normal dentro de una competición tan longeva. Y aunque nunca morirá, a lo mejor ha llegado el momento de modernizarse de forma interna. Esta muy bien basar sus normas en el Deed of Gift, el documento fundacional y con el que se basa todo; pero a lo mejor también habría que modernizar algunos aspectos, ya que basarse en normas del siglo XIX -en la que la gran revolución fue el barco de vapor-, hasta el el siglo XXI -donde la IA ha revolucionado nuestras vidas-. Esta competición ha pasado momentos más delicados, no hay que olvidar la Copa América exprés que disputaron Alinghi y Oracle en Valencia en 2010, precisamente a raíz del incumpliento del Deed of Gift, en aquella ocasión en relación a los clubes náuticos. En esta ocasión, pero se trata de un problema de fondo, donde los equipos a sabiendas que el Defender es quién marca las normas de la siguiente edición, exigen más diálogo y aunque e, que ha ganado parta con ventaja, de la oportunidad al resto a poder retarle con ciertas garantías.

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