Cuántas veces se habrá escuchado la expresión 'se ha juntado el hambre con las ganas de comer'. Pues me van a permitir la licencia de ponerle a ello nombres y apellidos porque para un servidor son Jordi Xammar y Marta Cardona. Una de las dos nuevas tripulaciones del 470 mixto español (la otra la forman Silvia Mas y Álex Marsans) ya está dando resultados. Una mezcla entre un regatista excepcional y una JASP (joven aunque sobradamente preparada) que está manteniendo a la vela nacional en lo más alto. Ya son campeones de Europa y ahora miran con brillo dorado en los ojos al Mundial de este próximo mes de junio en Polonia. Ambos, por separado, han cosechado éxitos desde sus etapas de Optimist y ahora, Xisco Gil mediante, navegan hacia un rumbo común: el oro olímpico. Son palabras mayores, y demasiado tempranas, pero quién iba a pensar que tras tan solo 40 días navegando juntos iban a reinar en Europa. Lo han hecho y lo que les queda porque si algo tienen es hambre y ganas de comer. Y aprovechando estos términos culinarios, qué pasa con el pastel. Da para otra columna, seguro, pero la que leen va a servir para una avanzadilla. Si tenemos claras las clases olímpicas que pueden dar medallas o diplomas (los resultados obtenidos durante los ciclos olímpicos pocas veces engañan, son como el algodón) por qué no apostar fuerte por ellas. A los kiwis, con su modelo olímpico, parece que les funciona. Por ello, ¿y si se les da más a quienes pueden poner más comida en el plato? Está claro que negar el sueño olímpico a alguien que se lo ha trabajado, luchado y ganado es complicado (me costaría horrores), pero... quizás es también otro incentivo para el futuro.

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