Theresa Zabell, Luis Doreste, Jordi Calafat... son los «hijos del viento» españoles. Son regatistas únicos de una escuela que no tiene sede. Son regatistas que nacieron para ganar y como tal el mundo de la vela los trata. Ahora llega una nueva generación, que tiene más calidad, si cabe, aunque estas palabras sean muy atrevidas por mi parte. Jordi Xammar y Nora Brugman han entrado en la espiral que les remolca hacia el éxito. La tripulación española de 470 ha dado una lección de navegación en el pasado Campeonato del Mundo de la clase celebrado en Palma de Mallorca. Les han sobrado 11 puntos para colgarse el oro. Toda una gesta con el gran nivel que hay en esa clase en estos momentos. Siguiendo la trayectoria de Jordi, es de justicia reconocer que no es un deportista normal. Por sus venas corre sangre de campeón. Ya desde infantil lo demostraba y no digamos de juvenil. Este mundial conseguido junto a Nora es el premio a muchos años de trabajo y sacrificio, que si no se tuerce nada desembocará en el oro olímpico. ¡Ojalá! Cuando el mítico Russell Coutts prescindió de él en el Circuito Sail GP todo el mundo se echó las manos a la cabeza. Muchos decían que le habían traicionado desde dentro del equipo español, pero yo personalmente me alegré mucho ya que, como ha pasado con otros regatistas, el que mucho abarca poco gana. Jordi y Nora deberían de haber dejado Sail GP por decisión propia. El circuito del neozelandés era tóxico para ellos, que una vez fuera comprendieron que todo debería de girar sobre sus objetivos principales: el Mundial y el Oro olímpico en la clase 470. Así lo vio el dúo español y se puso las pilas para trabajar con ese objetivo. Ahora ya no hay marcha atrás. La siguiente parada es el Sofía, quizás para mantener su prestigio ante la flota, pero nada más acabar en el Arenal su proa apuntará a Marsella. Horas y horas de entrenamiento, un buen conocimiento del campo de regatas y mucha humildad les llevará sin duda a ocupar un sitio de honor en el Olimpo. Ya le dije a Jordi aquello de que «el primero gana, el segundo pierde». Y es verdad. En este deporte no eres nadie hasta que no consigues entrar en el exclusivo club dorado de los Juegos. La medalla de bronce en los pasados Juegos de Tokio ya se ha olvidado, pero el oro de París nunca se olvidará y a partir de ahí llegarán otros triunfos en otras clases más profesionales como el Sail GP, los Maxis o los RC44. Los nuevos «hijos del viento» son Jordi y Nora, y pese a quien pese, en estos momentos son los mejores regatistas que tiene España. El oro os espera en Marsella, chicos.

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