El fotógrafo barcelonés Ivo Rovira, forma parte del equipo 'Recon' (equipo de reconocimiento) del Luna Rossa Prada Pirelli, aseguró que, «nunca pensé que volvería a hacer una Copa América y me considero un afortunado porque no soy un fotógrafo náutico sino un fotógrafo que ha hecho náutica de alto nivel, pero también lo he hecho en otros campos y todo esto me llena». Por primera vez en los 173 años de historia de la Copa del América el espionaje entre los equipos competidores ha estado a la orden del día y para lograr transparencia, en esta edición se han creado los llamados equipos de reconocimiento ('Recon') para evitar que se copiasen o desvelasen las innovaciones de los rivales. Incluido en el Protocolo (reglamento) de esta edición tiene como objetivo que todos los equipos puedan compartir la misma información sobre el desarrollo de los barcos y que todos puedan observar (con limitaciones) las innovaciones que vayan a presentar. Cada equipo dispone de su grupo 'Recon' y el del Luna Rossa Prada Pirelli lo forman los italianos Matteo Plazzi, experto en reglamento y jefe del equipo, Michele Melis, ingeniero naval, conductor de la lancha de seguimiento y el fotógrafo barcelonés Ivo Rovira, quien realiza las fotografías y toma las imágenes en vídeo que se trasladarán a los otros equipos. Plazzi explicó que, «garantizamos que la información que anteriormente era 'robada' por los equipos rivales, ahora se recopile dentro del propio equipo y se comparta en una plataforma - accesible a todos los equipos participantes de la Copa América (y a los medios seleccionados que cubren el evento)- donde se encuentran los aspectos técnicos» . «Se suben informes, fotografías y vídeos sobre el desarrollo del barco. La Regla del Protocolo (reglamento de la Copa) establece un Panel (Recon Management Panel), compuesto por un representante de cada equipo de la Copa, para gestionar y coordinar el programa» , añade. A cada equipo se le asignan dos personas, un fotógrafo y un conductor de la lancha de apoyo, que siguen todas las jornadas de entrenamientos y preparan informes detallados con vídeos y fotografías y 'posteriormente' ponen este material a disposición de los demás. Existen límites muy precisos que los equipos 'Recon' deben respetar y reglas que están obligados a mantener, tanto por razones de seguridad como para garantizar la uniformidad de la información compartida. Uno de los momentos más delicados, desde el punto de vista del secreto, es el momento cuando el barco sale del hangar (obviamente fuera del alcance de los 'Recon' y se prepara para entrar en el agua. El equipo 'Recon' asiste, fotografía y filma estas operaciones, pero estrictamente dentro de los llamados «cuadrados de reconocimiento», es decir, dos rectángulos pintados en el suelo a una distancia de 25 metros del punto de colocación del mástil. Además, para ser inmediatamente reconocibles, llevan chalecos con el signo 'Recon' claramente impreso en la espalda. Una vez que el barco está en el agua, los 'Recon' suben a una lancha neumática (proporcionada por el equipo) y siguen toda la sesión. Filmar barcos tan potentes y rápidos como el LEQ12 (barco de pruebas) o el AC40 del Luna Rossa no es tarea fácil ya que pueden alcanzar los 30-40 nudos (55 a 75 km/h) -es como ir en un automóvil a más de 200 km/h- y no pueden interferir las maniobras del barco. Ahí entra Ivo Rovira, fotógrafo de 52 años con casi treinta de experiencia. Fue el fotógrafo (2004-2007) del equipo suizo 'Alinghi', ganador de la 32ª edición de Copa en Valencia 2007. Explicó que, «después de un período laboral que me alejó de la vela y de la navegación, estoy feliz de volver al mundo de la Copa del América» afirma. En septiembre de 2022 le ofrecieron el puesto de fotógrafo del equipo italiano. «no dude en aceptarlo y me mudé a Cagliari (Cerdeña) -donde esta la base permanente del Luna Rossa- con mi familia. Para mí lo de ser un 'Recon' es una experiencia nueva y muy interesante, una forma diferente de relacionarse con la Copa América». Diplomado en el grado superior de fotografía técnica, Estudio, imagen y laboratorio por Instituto de Estudios Fotográficos de Barcelona, lleva casi treinta años ejerciendo esta profesión. En sus inicios trabajó en varias revistas náuticas y en equipos de regatas de alta competición. Desde 2004 a 2007 fue fotógrafo del equipo suizo Alinghi, ganador de la 32ª Copa del América en Valencia 2007 Desde 2007 trabaja junto a su actual compañera Ana Ponce después de fundar el estudio 46020 (Código postal de Valencia) en la capital levantina y hace unos siete años volvió a Barcelona y crearon el Ivo&Ana Studio. Sus trabajos se extienden a varios campos: documental, publicidad, industria, audiovisual y deporte. Se apartó de la fotografía náutica, pero sus clientes y proyectos personales les llevaron a viajar por todo el mundo. Destacan sus trabajos con empresas multinacionales, marcas comerciales, agencias de publicidad o Naciones Unidas (temas medioambientales) Para Rovira, «es un trabajo apasionante, pero cuando bajas de la lancha tienes las pulsaciones a tope y necesito disminuirlas. Para serenarme vuelvo a casa a pie y cuando llegó me pongo música clásica o jazz y así recupero el ritmo normal. Piensa que son sesiones de seguimiento de tres a cuatro horas y tienes todo el tiempo con la mirada centrado en el objetivo de la cámara de fotos y de la de filmación» . Desde el fin del entrenamiento a la entrega de todo el material tiene apenas cinco horas. «Descargo las imágenes, unas 300, que debo seleccionar y retocar y después crear un vídeo 'higligth' de cinco minutos, editado y colocar cada clip individual y todo esto enviarlo al 'Recon Panel'»; esto es cada día y representa cinco horas de trabajo suplementarias« , incide. Su jornada de trabajo, el 'Luna Rossa' ya ha realizado unas 110 sesiones de entrenamientos con su barco de pruebas (LEQ12) en aguas del golfo de los Ángeles en Cagliari, empieza poco antes de las ocho de la mañana cuando el barco sale del hangar y se monta el mástil. Hasta que el barco es puesto en el agua tiene una hora y media para hacer las fotos en tierra. Cuando el barco sale al mar, las lancha del 'Recon' se coloca detrás de él y le sigue, observando e intuyendo que tipo de movimientos o maniobras va a hacer, porque está prohibido se pueden comunicarse con el. «A partir de ahí viene la parte 'divertida' de nuestro trabajo, haciendo fotos cenitales, del mástil, de los costados de babor y estribor» , revela. «Cuando todo esto está hecho», continúa, «nos separamos del barco totalmente y nos paramos allí donde pensamos que llegará y virará; es la única forma de tenerlo a proa y volver a unirnos a él en plena navegación porque la velocidad del barco llega muchas veces a 50 nudos (90 km/h) y la lancha no supera los 43 (80 km/h)». La entente entre el conductor de la lancha y el fotógrafo ha de ser absoluta ya que si filma las maniobras debe hacerlas más pausadas porque de lo contrario perdería la referencia. En cambio, puede hacerlas más rápidas si fotografía. «Me encanta mi trabajo como fotógrafo porque técnicamente esto ha sido de las cosas más complicadas que he tenido que hacer. A diferencia de otros trabajos de náutica donde la lancha va más rápida que el barco donde tu decides donde vas a ir en función de la luz, aquí es la luz la que encuentra a tí» . Ivo Rovira sigue trabajando en analógico (como si la cámara tuviese película) «esta parte de complicación es la que más me gusta», asevera porque «siempre estas jugando con el punto de luz exacto, intentas mantener el horizonte recto, la luz bien marcada o el enfoque a estas velocidades es lo que me hace soportar todo este trabajo y la verdad es te engancha» . Posiblemente en mayo volverá a Barcelona para seguir las evoluciones del AC75 con el que el equipo italiano competirá en esta edición de la Copa. Se espera que los AC75 de todos los equipos estén en la ciudad condal entre abril y mayo de este año. Aún así, sus inquietudes le han llevado a un Pueblo llamado Armungia, de 400 habitantes a 40 km al Noreste de Cagliari, en un parque natural y donde acaba de crear lo que llama 'casa del artista' en una casa de 250 años de antigüedad que ha adquirido y la está restaurando para tal fin. «Será algo único, pero sobre todo mi espacio», concluye.
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