Después de una larga navegación de 15 años y 7 meses ininterrumpidamente, tocaba entrar en varadero ya que la nave estaba algo desgastada de tantas horas de navegación, algunas las más, placenteras, pero también tuvimos que capear con grandes y fuertes temporales, llegando incluso a navegar con mar gruesa. Pero una vez en varadero descubrimos que el barco, aunque algo desgastado, estaba en condiciones de navegar de nuevo, eso sí había que someterlo a un profundo «refit» para dejarlo en perfecto estado. Y en este mes de octubre anuncio con júbilo que de nuevo soltamos amarras y retomamos la navegación donde la dejamos, esperemos que la virgen del Carmen nos proteja y en la mayoría de las singladuras tengamos buenos vientos. Han sido muchas las vicisitudes ocurridas durante la varada, faltaban elementos para acometerla (el teléfono dejó de sonar desde el primer día de varada), demasiadas «fakes» sobre el proceso de restauración, pero aunque costó mucho encontrar las razones, pronto desaparecieron y se despejaron las incógnitas y de repente algunos proveedores empezaron a llamar y a ofrecernos sus producto y gracias a ellos se pudo completar la obra que de nuevo nos ha puesto en el rumbo adecuado y comenzamos una nueva singladura. Por la necesidad imperiosa de varada, no pudimos llegar a varios puertos donde habíamos anunciado escalas, ahora en esta nueva navegación, iremos poco a poco retomando dichas escalas para abordar los asuntos que teníamos anunciados, pero siempre con el perfil del curtido navegante que sabe elegir el role bueno del malo y navegando siempre por el que mejor singladura te proporciona. Hoy hemos soltado amarras y ya vamos navegando, y la primera función una vez puesto el piloto es agradecer a mis contramaestres Pedro y Álvaro sus sabias y acertadas opiniones sobre el proceso de «refit», sin ellas hubiera resultado imposible. Llevo en la náutica más de 50 años y jamás me había ocurrido que mis «amigos» hubieran desaparecido como lo han hecho mientras me estaban calafateando. Ahora salgo de la atarazana como sin hubiera vuelto a nacer. Me he puesto hasta unos foils para ir con los tiempos contemporáneos y quiero dedicarme a escribir de la vela de vedad, la que me gusta, es decir, la oceánica y aventura, que en este país está tan abandonada. Les ruego a aquellos que alguna vez fueron mis «amigos» y han olvidado mi número de teléfono, no se molesten en marcarlo porque ahora el que no voy a estar voy a ser yo. Voy a contar las Transat, la Vendée y todo lo que flote por esos océanos de Dios. Y alguna vez que otra bucearé por las regatas de crucero de España, pero solo de las que merecen la pena.
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