Dirigió con éxito el mítico proyecto Azzurra hasta su disolución en 2020, cuando se convirtió en presidente de las 52 Super Series. Tras dos temporadas siguiendo los toros desde la barrera, regresó al ruedo en la primera regata de las 52 Super Series 2023 como timonel del británico Gladiator, consiguiendo un resultado excepcional. Su experiencia de TP52 se remonta a 2006, pero su trayectoria comenzó realmente en 2007 como patrón del mítico Matador, primero de una saga de proyectos auspiciados por la familia Roemmers que evolucionarían hasta el mítico Azzurra, referente en las 52 Super Series entre 2012 y 2020, cuando el equipo se disolvió tras lograr cuatro títulos absolutos y un mundial de la clase. Guillermo 'Guille' Parada (Buenos Aires, 28/09/1967) es el presidente de las 52 Super Series, y tras un paréntesis de dos temporadas sin competir, se reincorporó este año al circuito como timonel del Gladiator de Tony Langley. En su debut en la primera prueba de las 52 Super Series 2023 en Saint-Tropez, su equipo ganó la última manga de la semana y firmó un notable tercero absoluto, empatado a puntos con el vigente campeón, Quantum Racing powered by American Magic. Gladiator fue noveno en 2022 y no logró pasar de octavo en ninguna de las cinco citas de la temporada. Hay que remontarse hasta 2017 para encontrar un puesto de podio en un evento para el equipo británico. Entre la flota ya se habla del «Efecto Parada». Nico Martínez - ¿Qué supone regresar al circuito con tan buen resultado? «La realidad es que es una alegría y es muy motivador saber que las cosas que se plantearon funcionan. A nivel temporada, no significa nada, estamos muy comprimidos y quedan muchísimas regatas. No podemos esperar en base a estos resultados. Que un barco que viene de una temporada complicada esté en puesto de podio y empatado con otro del calibre de Quantum da una pauta del salto de calidad. Es una inyección de confianza para seguir apostando por este camino, que se consolide y capitalizar la subida». - ¿Cree que se puede hablar de un «Efecto Parada»? «No creo que exista ningún Efecto Parada. Eventualmente, sí creo que hubo un efecto Gladiator: el armador y el manager decidieron reforzar el equipo, hacer cambios en el barco y en la tripulación, y todo ese cambio tuvo un efecto positivo. A mí me gustaría creer que tengo un equis porcentaje de responsabilidad en ese efecto, pero hablar de Efecto Parada es una exageración, no corresponde, y es muy prematuro evaluar todo después de una sola regata. Las cosas que se cambiaron se sienten bien, y los que llevan un tiempo en el equipo notan un cambio positivo. Esperemos que lo podamos mantener a lo largo de la temporada». - ¿Qué se ha encontrado al subir a bordo del Gladiator? «Encontré una muy buena tripulación, con mucha capacidad técnica y humana. Tanto el equipo de tierra como el manager son jóvenes pero entusiastas y con ganas de trabajar, motivados para que las cosas que les pedimos sucedan. Tony (Langley) es un personaje único dentro del deporte, con mucho entusiasmo, ganas de mejorar y tener un rol protagonista en su equipo. Es un desafío integrarlo y que rinda como se propone. El barco es razonable, pero es de los más antiguos de la flota y hay que seguir trabajando para aligerarlo y mejorar su fiabilidad». - ¿Cómo se ha encontrado usted? «Creo que timonear me sale naturalmente, así que es lo que menos me costó. El desafío más grande es integrarme en un grupo acostumbrado a una manera de trabajar e intentar ideas o métodos nuevos, proponer cambios. Eso lleva un poco de resistencia, es un proceso que llevará tiempo, pero me divierte y estimula, y es una de mis cualidades. Como manager de Azzurra, parte de mi trabajo era dirigir los procesos de trabajo. En Gladiator me encontré haciendo lo que más me gusta: Me encontré bien». - ¿Se considera mejor táctico o timonel? «Buscaban a alguien que pudiera hacer de táctico y timonel, porque el armador cambia de un puesto a otro. Me probaron en Valencia y el barco mejoró en velocidad, así que en Saint-Tropez empecé como timonel. Hago indistintamente los dos puestos, pero es más lindo cuando compartes tareas con un bien timonel o viceversa, porque los resultados son conseguidos por ambos. En general, me gustan los dos siempre que tenga responsabilidad, siempre que pueda aplicar lo que he aprendido y aportar al equipo». Nico Martínez - ¿Qué nivel tiene la flota respecto a su última participación? «Se ha mezclado mucho, con muchos cambios de gente. Se retiró Bronenosec, que es Paprec, Azzurra es ahora Interlodge,... Creo que los equipos que han mantenido sus estructuras son los que tendrán más ventajas al final, por eso esta temporada apuesto por Platoon, por Provezza y por Sled. El nivel debería tender a ser igual, pero los cambios exigen un período de reorganización, y ese margen favorece a las tripulaciones más estables». - ¿Qué se ve desde fuera que no se ve desde a bordo y viceversa? «Desde fuera se ve que cada equipo tiene su estilo y su manera, todos se conocen y todos saben qué esperar el uno del otro. Por eso en las retransmisiones de TV que hice en 2022 podía anticipar las jugadas de los barcos en los distintos escenarios. Desde dentro compruebas lo de siempre: cada metro cuenta, hay que intentar ganar los puestos de a uno, ser paciente. En Saint-Tropez tuvimos un 11 y un 10 en regatas que podíamos haber quedado 8 y 7; visto con perspectiva, habría supuesto que podíamos haber ganado el evento. Arriesgamos más de la cuenta y perdimos puntos que son muy valiosos. A bordo hay que repetirse una y otra vez que hay que pelear puesto por puesto y ser paciente». - ¿Qué es lo que más le gusta del TP52? «En mi opinión es el tamaño perfecto de barco: suficientemente grande como para ser exigente con la tripulación, veloz y ágil, pero suficientemente pequeño como para poder hacer un cambio de mayor en cinco minutos. Una buena tripu puede torearlo, hacer maniobras muy al límite, cruzar la popa de un rival por centímetros,… Puedes forzar maniobras que en barcos más grandes no puedes. Creo que 52 pies es el tamaño justo en velocidad y manejabilidad con tracción 'a sangre'». - ¿Cómo han evolucionado los TP52 desde que navegó por primera vez? «Han cambiado muchísimo en todo. Al principio pesaban cientos de kilos más, tenían mástiles más ligeros, sin deflectores, el estay de proa estaba tensionado a 10.000 libras y hoy a 18.000 libras, se han optimizado sistemas, diseño, materiales,… Se han refinado tanto que hoy cuesta rascar el fondo de la lata para sacar un poco más. Pero de alguna forma siguen saliendo ganancias y los equipos siguen consiguiendo ese poco más. Calculo que los de hoy son como un 15% más rápidos que los primeros». - ¿Qué ha incorporado de Azzura a Gladiator? «Un poco de metodología, más que nada: rutinas, planteamiento e intentar que todas las variables que se pueden prever estén previstas y que no te sorprendan. En todo juego hay una pequeña parte intuitiva o imprevisible y otra muy grande en la que se puede eliminar o reducir el riesgo con estadística o método. Ante situaciones de incertidumbre o decisiones rápidas, un método bien desarrollado reduce los riesgos. Creo que mi mayor aporte es método y proceso más ordenado». - ¿Qué espera de las 52 Super Series 2023? «Siempre digo lo mismo: No soy resultadista, el resultado es un output, no un input; el resultado es la consecuencia de un buen trabajo. Para la temporada, espero seguir mejorando, que el barco vaya más rápido, se rompan menos cosas, que la tripulación haga un mejor trabajo. A partir de ahí, que sea lo que tenga que ser. Ganar es un bonus, pero no está necesariamente ligado a la forma de hacer las cosas. A veces es suerte. En una temporada tan larga y sin descartes, hay que confiar en el trabajo. Yo creo más en el proceso, en hacer las cosas bien». - ¿Cómo definiría las 52 Super Series? «Creo que es el mejor circuito de monocascos en los últimos 30 años. Un circuito de barcos modernos, rápidos, tripulaciones de máximo nivel,… Un circuito muy bien organizado con reglas bien claras, una estructura fija de oficiales y en el que se premia la regularidad. A nivel personal, es el que me dio la oportunidad de crear un equipo latino, poder pelear mano a mano con la élite de la vela con un equipo con menos palmarés que la mayoría de sus rivales. Me dejó grandes experiencias y muchas amistades que espero que me duren toda la vida». - ¿Hacia dónde se dirigen las 52 Super Series? «La regla se mantiene estable al menos dos temporadas más. Intuyo ­–porque los armadores deciden y nosotros ejecutamos– que será una actualización de la fórmula y habrá un cambio en la regla para adaptar a lo que se haya inventado en ese momento. Por ahora, tanto clase como circuito gozan de buena salud. Han confirmado uno o dos barcos nuevos para 2024, y eso seguramente animará a algún armador a hacer barco nuevo y ayuda a que el circuito siga vigente». - ¿Qué tamaño de flota es el ideal en las 52 Super Series? «Creo que entre 10 y 15 es el número mágico. Más de 15 es muy complicado logísticamente por lugares en los que ya no entraríamos, como Saint-Tropez o Portals. Cada equipo lleva dos contenedores de 40 pies, una neumática de más de 40 pies, más el barco y entre 25 y 30 personas. Por otro lado, 15 barcos de 52 pies en una línea de salida es adrenalina y espectáculo, y ofrece a los competidores una serie de factores muy interesantes. Menos de 10 es poco, más de 15 es complicado». - ¿Cuál es su sede favorita? «Siempre me gusta Cascais por el viento y las olas, y Porto Cervo por unos escenarios para regatas costeras como ninguno otro del mundo». - ¿Dónde le gustaría llevar el circuito que todavía no haya visitado? «Hay un montón de lugares lindos, pero deben ofrecer algo distinto y que merezca la pena el esfuerzo. Ir a Ciudad del Cabo fue espectacular, pero en Europa hay cosas similares sin tener que irse tan lejos. Es muy difícil encontrar sedes que ofrezcan algo distinto a lo que tenemos cerca. Claramente, si hubiera que ir a algún lado, elegiría Australia y Nueva Zelanda». - ¿Cuál fue la clave del éxito del Azzurra? «Nuestro mayor valor era ser equipo, estar muy compenetrados, muy unidos, con un trabajo muy serio y fuerte. En 2018 tuvimos una temporada irregular tras ganar en 2017 y finalizamos terceros, empatados con los segundos. Pedí al armador quedarme el trofeo y lo puse en mi piso en Buenos Aires para tener motivación cada día para ganar el año siguiente. Ese invierno desarrollamos una nueva puesta a punto de mástil, quilla, timón y diseñamos nosotros un bulbo nuevo, fuera del estudio Botín. Ganamos 2019 y empezamos dominando 2020. Ahora hay barcos que están empezando a incorporar esos mismos cambios. Muchos como Alegre, Quantum o Sled los incorporaron en 2022, y los dos de Vrolijk este año. Te da la pauta de que en Azzurra estábamos tres años por delante de la flota en diseño. Siempre estábamos con proyectos de futuro y pensando en la siguiente temporada, siempre con proyectos corriendo en paralelo. Eso nos mantenía en el grupo de cabeza del futuro». - ¿Qué momento recuerda con especial cariño de la época con Azzurra? «Obviamente, nuestra primera victoria en 2012: Llegamos a Valencia al último evento seis puntos detrás de Quantum, nos preparamos muy, muy fuerte, con un entreno en casa con toda la tripu en dos Soto 40, hicimos más de 35 regatas de Match-Race, y planteamos Valencia como Match-Race en todas las salidas. Les ganamos en todas, y fue una sensación muy linda, muy especial. En 2017, en Menorca, ganamos por pocos puntos de diferencia, cumplía 50 años a los dos días de terminar la temporada, también muy lindo. Y la de 2019: ganar circuito de las 52 Super Series el día de mi 52 cumpleaños… ¡Fue como invitar a toda la flota a mi fiesta!». - Si pudiera diseñar su equipo ideal entre la flota actual, ¿qué barco sería y qué tripulación? «Esa es fácil: De barco, elegiría al Interlodge (el antiguo Azzurra), y de tripulación a toda la gente del Azzurra».

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