<r>Vencido por el temporal y perdido en su travesía entre Mallorca y Tenerife, un navegante ruso que se aventuró en la mar con su velero estuvo a punto de no llegar a 2014. El pasado 30 de diciembre el carguero Beatriz B, del Grupo Boluda, rescató al náufrago en una singular operación de salvamento.
Salvado por un carguero. Eso es lo que podrá contar en el futuro el navegante ruso que se atrevió a surcar los mares en solitario, a bordo de su pequeño velero deportivo. El intrépido aventurero salió de Palma de Mallorca para intentar llegar a Tenerife, pero las aguas turbulentas que se encontró cerca del Archipiélago le jugaron una mala pasada, en un episodio fechado a finales del pasado mes de diciembre. Sólo la salvadora aparición de uno de los grandes cargueros que suelen transitar por el Puerto de la capital grancanaria le salvó de una desgracia segura.
El buque fue el Beatriz B, uno de los que habitualmente mueve el Grupo Boluda en las Islas. El barco salió de la costa mediterránea para cumplir con sus habituales encomiendas en el tráfico de mercancías, cuando recibió la llamada de socorro. Su capitán decidió acudir al rescate.
Y no fue nada sencillo. Las coordenadas de situación del velero extraviado que se dieron en un principio no eran del todo exactas. Todo un problema para un navío de 160 metros de eslora y 14.000 toneladas, concebido para poder transportar grandes cargas, y no para efectuar las ágiles maniobras que distinguen a las embarcaciones de Salvamento Marítimo.
Con todo, la tripulación del Beatriz B persistió en el intento de localizar al náufrago, que no había estado ducho a la hora de transmitir su situación. En buena parte, porque el viento de 30 nudos tumbó la embarcación, quedó parcialmente atrapado en ella y llegó incluso a tragar combustible que había salido de sus depósitos. El temporal le había vencido.
Tuvo que esperar lo que debió parecerle una eternidad, sin la certeza de la salvación. El portaconetenedores dio vueltas y vueltas sobre si mismo, trazando grandes círculos para tratar de localizar la embarcación perdida. Después de varios y angustiosos intentos, lo logró. El velero estaba a la vista.
Una vez situado junto al mismo, tampoco fue pan comido subir al ciudadano ruso en apuros a bordo. Pero finalmente, gracias al empeño de la tripulación, el náufrago llegó hasta la cubierta, donde recibió las primeras atenciones. Eso sí, hubo que llamar a un helicóptero de rescate, el Rescue II, que lo trasladó hasta Las Palmas de Gran Canaria para su atención sanitaria. Desde Boluda se comunicó que "no es la primera vez" que alguno de sus buques procede al rescate de un náufrago en sus rutas. En la compañía se subrayó que "la primera máxima de las gentes del mar es el auxilio a las personas".
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Salvado por un carguero. Eso es lo que podrá contar en el futuro el navegante ruso que se atrevió a surcar los mares en solitario, a bordo de su pequeño velero deportivo. El intrépido aventurero salió de Palma de Mallorca para intentar llegar a Tenerife, pero las aguas turbulentas que se encontró cerca del Archipiélago le jugaron una mala pasada, en un episodio fechado a finales del pasado mes de diciembre. Sólo la salvadora aparición de uno de los grandes cargueros que suelen transitar por el Puerto de la capital grancanaria le salvó de una desgracia segura.
El buque fue el Beatriz B, uno de los que habitualmente mueve el Grupo Boluda en las Islas. El barco salió de la costa mediterránea para cumplir con sus habituales encomiendas en el tráfico de mercancías, cuando recibió la llamada de socorro. Su capitán decidió acudir al rescate.
Y no fue nada sencillo. Las coordenadas de situación del velero extraviado que se dieron en un principio no eran del todo exactas. Todo un problema para un navío de 160 metros de eslora y 14.000 toneladas, concebido para poder transportar grandes cargas, y no para efectuar las ágiles maniobras que distinguen a las embarcaciones de Salvamento Marítimo.
Con todo, la tripulación del Beatriz B persistió en el intento de localizar al náufrago, que no había estado ducho a la hora de transmitir su situación. En buena parte, porque el viento de 30 nudos tumbó la embarcación, quedó parcialmente atrapado en ella y llegó incluso a tragar combustible que había salido de sus depósitos. El temporal le había vencido.
Tuvo que esperar lo que debió parecerle una eternidad, sin la certeza de la salvación. El portaconetenedores dio vueltas y vueltas sobre si mismo, trazando grandes círculos para tratar de localizar la embarcación perdida. Después de varios y angustiosos intentos, lo logró. El velero estaba a la vista.
Una vez situado junto al mismo, tampoco fue pan comido subir al ciudadano ruso en apuros a bordo. Pero finalmente, gracias al empeño de la tripulación, el náufrago llegó hasta la cubierta, donde recibió las primeras atenciones. Eso sí, hubo que llamar a un helicóptero de rescate, el Rescue II, que lo trasladó hasta Las Palmas de Gran Canaria para su atención sanitaria. Desde Boluda se comunicó que "no es la primera vez" que alguno de sus buques procede al rescate de un náufrago en sus rutas. En la compañía se subrayó que "la primera máxima de las gentes del mar es el auxilio a las personas".
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