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A sus 76 años, Stanley Paris está a punto de iniciar el viaje de su vida, uno de los grandes sueños de cualquier aventurero que se precie: dar la vuelta al mundo en solitario y sin escalas. Si completa la circunnavegación en el tiempo que tiene previsto, se convertirá en la persona más longeva y rápida en conseguirlo.
"Hay entre un 3 y un 5% de probabilidades de que ocurra una tragedia, pero, de todos modos, tengo 76 años y hay un 8% de probabilidades de no poder hacerlo otro año", bromeaba en declaraciones a Staugustine.com, publicación de la localidad floridana de San Agustín, donde reside desde hace años este neozelandés y desde donde el 30 de noviembre iniciará, y si tiene éxito acabará, su vuelta al mundo.
En unos días y cinco años después de idear esta aventura, Paris pondrá rumbo al mar Caribe (en Bahamas comienza oficialmente el reto) para descender luego por el Atlántico Sur, pasar por Cabo de Buena Esperanza (Sudádrica), adentrarse por el océano Pacífico y, una vez haya dejado por popa Australia y su Nueva Zelanda natal, escapar por el mítico Cabo de Hornos y regresar al Atlántico que le lleve finalmente al puerto de origen. Pretende completar el periplo en 130 días.
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Si los cálculos de este jubilado, toda una eminencia en el campo de la fisioterapia, son correctos, no sólo será el hombre más viejo y rápido en vencer a los océanos en un velero de crucero, en la más estricta soledad y sin realizar escalas. Stanley Paris quiere superar así los registros de Dogde Morgan, quien en 1986 y con 54 años de edad circunnavegó el planeta en 150 días. Este récord de longevidad fue superado en 1993 por José Luis de Ugarte, si bien el legendario navegante español lo hizo, con 64 años y en 135 días, en un velero de competición -clase Open 60- y en la regata Vendée Globe.
Un barco con alcohol para 100 días
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El prestigioso estudio de diseño naval de Bruce Farr recibió el encargo de trazar las líneas de una embarcación capaz de dar la vuelta al mundo con un único tripulante septuagenario a bordo. El resultado fue el Kiwi Spirit, una embarcación de 19 metros de eslora y 14.400 kg de desplazamiento El velero lleva un motor que el patrón, dice, sólo empleará en caso de emergencia, ya que cuenta con placas solares, hidrogeneradores, aerogeneradores y baterías de litio para tener energía necesaria. Paris no desvela cuánto dinero cuesta su sueño, pero la cifra supera con creces el millón de euros.
Por dentro, poco se parece a los barcos oceánicos creados para devorar récords de velocidad sin importar demasiado el confort de la tripulación. Stanley Paris disfruta de un crucero de lujo, donde incluso ha preparado una bodega con suficientes bebidas alcohólicas -no falta vino, whisky, ron ni champán- para 100 días de navegación. Para comer, tiene carne y pescado congelados para todo el viaje, si bien también guarda comida deshidratada, pasta y fideos para 150 días.
Antes de zarpar para afrontar un desafío repleto de peligros en forma de violentas condiciones meteorológicas, ofnis (objetos flotantes no identificados) o icebergs, el aventurero ya ha dejado entrever que en cuanto regrese a casa no tardará en echarse de nuevo al mar, si bien esta vez lo hará en compañía de su esposa Catherine.</r>
A sus 76 años, Stanley Paris está a punto de iniciar el viaje de su vida, uno de los grandes sueños de cualquier aventurero que se precie: dar la vuelta al mundo en solitario y sin escalas. Si completa la circunnavegación en el tiempo que tiene previsto, se convertirá en la persona más longeva y rápida en conseguirlo.
"Hay entre un 3 y un 5% de probabilidades de que ocurra una tragedia, pero, de todos modos, tengo 76 años y hay un 8% de probabilidades de no poder hacerlo otro año", bromeaba en declaraciones a Staugustine.com, publicación de la localidad floridana de San Agustín, donde reside desde hace años este neozelandés y desde donde el 30 de noviembre iniciará, y si tiene éxito acabará, su vuelta al mundo.
En unos días y cinco años después de idear esta aventura, Paris pondrá rumbo al mar Caribe (en Bahamas comienza oficialmente el reto) para descender luego por el Atlántico Sur, pasar por Cabo de Buena Esperanza (Sudádrica), adentrarse por el océano Pacífico y, una vez haya dejado por popa Australia y su Nueva Zelanda natal, escapar por el mítico Cabo de Hornos y regresar al Atlántico que le lleve finalmente al puerto de origen. Pretende completar el periplo en 130 días.
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Si los cálculos de este jubilado, toda una eminencia en el campo de la fisioterapia, son correctos, no sólo será el hombre más viejo y rápido en vencer a los océanos en un velero de crucero, en la más estricta soledad y sin realizar escalas. Stanley Paris quiere superar así los registros de Dogde Morgan, quien en 1986 y con 54 años de edad circunnavegó el planeta en 150 días. Este récord de longevidad fue superado en 1993 por José Luis de Ugarte, si bien el legendario navegante español lo hizo, con 64 años y en 135 días, en un velero de competición -clase Open 60- y en la regata Vendée Globe.
Un barco con alcohol para 100 días
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El prestigioso estudio de diseño naval de Bruce Farr recibió el encargo de trazar las líneas de una embarcación capaz de dar la vuelta al mundo con un único tripulante septuagenario a bordo. El resultado fue el Kiwi Spirit, una embarcación de 19 metros de eslora y 14.400 kg de desplazamiento El velero lleva un motor que el patrón, dice, sólo empleará en caso de emergencia, ya que cuenta con placas solares, hidrogeneradores, aerogeneradores y baterías de litio para tener energía necesaria. Paris no desvela cuánto dinero cuesta su sueño, pero la cifra supera con creces el millón de euros.
Por dentro, poco se parece a los barcos oceánicos creados para devorar récords de velocidad sin importar demasiado el confort de la tripulación. Stanley Paris disfruta de un crucero de lujo, donde incluso ha preparado una bodega con suficientes bebidas alcohólicas -no falta vino, whisky, ron ni champán- para 100 días de navegación. Para comer, tiene carne y pescado congelados para todo el viaje, si bien también guarda comida deshidratada, pasta y fideos para 150 días.
Antes de zarpar para afrontar un desafío repleto de peligros en forma de violentas condiciones meteorológicas, ofnis (objetos flotantes no identificados) o icebergs, el aventurero ya ha dejado entrever que en cuanto regrese a casa no tardará en echarse de nuevo al mar, si bien esta vez lo hará en compañía de su esposa Catherine.</r>
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