Alive fue el cuarto barco en cruzar la línea de meta en Hobart, tras los maxis LawConnect y Andoo Comanche, y URM Group, el rival que estuvo más cerca de arrebatarle el título de campeón absoluto. «Hemos demostrado que ganar la primera vez no fue una casualidad, así que entrar en los libros de historia es todo un honor« , comentó el patrón Duncan Hine sobre su segunda victoria general con este mismo barco en cinco años. La preparación, la experiencia y el conocimiento local en la aproximación final a Hobart resultaron cruciales en la victoria de Alive, que mostró una maestría excepcional para gestionar las complicadas condiciones a lo largo de las 628 millas náuticas desde Sídney, un escenario hostil que puso al límite especialmente a los barcos de menor eslora. La tripulación del Alive optó por la misma estrategia que los maxis y se dirigió hacia el este al abandonar la bahía de Sídney. El objetivo era rodear lo peor de los frentes de tormenta y aprovechar al máximo el viento del este, una decisión que no dejó de preocupar a Hine. «Fue complicado. Cuando estás a más de 100 millas al este de la línea ortodrómica y aún te alejas de tierra y estás pasando por la transición, piensas:¿volverá a ser como estaba previsto?». Como muchos de los 103 barcos que afrontaron el desafío en esta edición, el Alivetuvo que lidiar con algunas roturas. «Navegamos con una vela menos, y era la mejor para esta regata: la reventamos el primer día, pero aguantamos el ritmo del URM Group. Si hubiéramos tenido ese foque, podríamos haber estado delante de ellos». Después de 48 horas de lucha contra los elementos, y confirmando una tradición habitual en los casi 80 años de historia de la prueba, fueron las 10 millas finales remontando el río Derwent hacia Hobart las que decidirían el ganador final de esta epopeya oceánica. «No nos dimos cuenta de que el URM estaba en el río, en realidad pensábamos que había terminado. Lo vimos y pensamos, ahí está. Yo sabía lo que estaba pasando, y que el patrón meteorológico del oeste sustituiría al del sur que venía río abajo. El pozo de viento en el que cayeron es bien conocido por cualquier marinero de Hobart». Para ilustrar la importancia de una preparación impecable y una gran experiencia, la navegante del Alive, Adrienne Cahalan, ex regatista australiana del año y compitiendo en su 31ª Rolex Sydney Hobart, tenía un plan desde el principio. Y era bueno. «Nos ceñimos a nuestra estrategia. Intentas tomar todas las decisiones posibles antes de salir al agua. En esta regata en particular, había muchos escenarios complicados, las cosas cambiaban ahí fuera. Pero tuve la suerte de trabajar con Stu Bannatyne y Gavin Brady, que habían dado muchas vueltas al mundo. Hablamos de ello de antemano, nos pusimos manos a la obra, y mereció la pena». Alive paró el crono en 2 días, 2 horas, 19 minutos y 4 segundos, estableciendo un tiempo compensado según regla IRC que ninguno de los barcos que continúan navegando hacia Tasmania iba a poder mejorar. El equipo tasmano recibió la codiciada Tattersall Cup y el Rolex grabado en reconocimiento a su excepcional hazaña. Organizada por el Cruising Yacht Club of Australia en colaboración con el Royal Yacht Club of Tasmania, la Rolex Sydney Hobart forma parte destacada del dosier de eventos patrocinados por Rolex desde 2002 como parte de una relación de la relojera suiza con el mundo de la vela que se remonta siete décadas.
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