BIOGRAFIA
Robin Lee Graham, nacido el 5 de marzo de 1949, es un navegante americano. Consiguió dar la vuelta al mundo con menos de veinte años a bordo de un pequeño balandro.
Inició su travesía en el verano de 1965, a la edad de dieciséis años, zarpando del puerto de Los Ángeles con rumbo oeste en un 24 pies (8 m). El 'National Geographic Magazine' le encargó la crónica del viaje, a partir de la cual escribió su libro Dove.
Originalmente, Graham navegó en solitario con la única compañía de dos gatos, Joliette y Suzette, y, a lo largo de la travesía, fue perdiendo y adoptando otros animales. Contrajo matrimonio durante el viaje, y después de cinco años arribó de nuevo a su puerto de partida.
Junto con su mujer, Patti Ratterree, hizo una breve estancia la Universidad de Stanford, y por fin se afincó en Montana..
El libro de Graham sobre su viaje se publicó en 1972. Tambié se filmó una película The Dove (1974). Un nuevo libro, Home is the sailor, se publicó en 1983.
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DOVE, UNA VUELTA AL MUNDO CON 17 AÑOS
Se llama Robin Lee Graham y nació en los Estados Unidos para protagonizar una de las páginas más bellas de la navegación en pequeños veleros. Con tan solo seis años su padre le introdujo en el mundo de las escotas. Navegó por el Pacífico con su familia durante tres años. Por eso, con solo 16, se sintió preparado para zarpar del puerto californiano de San Pedro y surcar durante cinco años todos los mares del mundo. Su barco tenía ocho metros de eslora y costó 8.000 dólares. Robin navegaría 33.000 millas náuticas –unos 60.000 kilómetros-. Un año antes, trató de emprender con dos amigos y sin el permiso de sus padres la misma aventura desde Hawaii: les dejó esta carta:
“Querido papá, siento marcharme sin decir adiós, pero si te lo hubiera dicho no me habrías dejado partir. Quiero darte las gracias por haberme criado como lo has hecho. Creo que ningún padre lo habría hecho mejor. También siento haberme llevado alguna de tus pertenencias. No os preocupéis por mí, pues todo saldrá bien. Os echo de menos y os quiero mucho. Besos y abrazos”
Palabras que marcaban una gran madurez y determinación pero que, sin embargo, le incitarían a posponerlo. Pero la firmeza de Robin por circunnavegar el globo se convertiría en una obsesión. Él no sabía demasiado de matemáticas y literatura, pero conocía mejor que nadie los secretos de los océanos. Por ello, su familia acabó por acceder, ayudándole en todo, a partir de ese momento.
Corría el año 1965, y los chicos que amábamos la mar apenas nos atrevíamos a separarnos remando unos cientos de metros de la orilla. Por eso, cuando me hice en Francia con una revista que anunciaba la aventura que iba a emprender Robin y su Dove, no pude menos que soñar y emularlo en las dársenas cercanas al pueblo de Plenzia en el que pasaba los veranos. En aquellos lejanos días no era posible saber demasiado de lo que acontecía fuera, y nuestro vecino del Norte se convertía en la única fuente de información, a modo de un lejano y primitivo Internet.
Con el paso de los meses me enteré que la prestigiosa revista National Geographic publicaría las diferentes etapas del viaje, narradas por su protagonista. Así que, cada mes, esperaba con ansia la lectura de aquellas páginas tan difíciles de encontrar, que mi profesora de inglés me iba traduciendo a modo de ejercicio.
Aquel chaval, solamente tres años mayor que yo, hablaba de libertad, de independencia, como una continuidad de los mensajes que nos llegaban solo de refilón de los países más desarrollados, lanzados por una nueva “especie” llamados hippies, en las protestas que protagonizaban contra las guerras y la represión. Las navegaciones de Robin se convirtieron rápidamente en emisarios de libertad. En dardos de sueños imposibles todavía para los jóvenes españoles, pero que empezaban a marcar surcos de esperanza.
Navegó en solitario en su pequeño velero de California a Samoa. De allí, hasta Nueva Guinea, pasando por Australia y el cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica, para cruzar después el Atlántico hasta el mar Caribe. Para concluir su vuelta a la Tierra, tuvo que cruzar el canal de Panamá y ganar de nuevo California tras subir unas cuantas millas por el Pacífico. Perdió el palo una vez, fue abordado por un mercante, y sobrevivió a todo tipo de contrariedades marineras.
Y como en toda aventura que se precie, en una de aquellas lejanas islas conoció al amor de su vida, lo que provocó que, en varias ocasiones, Robin dudase si continuar. Sin embargo Patti se convertiría en el verdadero motor de sus velas, y, gracias a ella, lograría concluir su extraordinaria aventura. Y como muestra de su historia de amor, y tras 46 años de vida en común, siguen juntos en su casa de Montana, donde se convirtió en un experto carpintero. Desde las bellísimas montañas de ese estado norteamericano, y para no sentir complejo, debió recordar las palabras que él mismo había leído en la tumba del famoso escritor de los mares Robert Louis Stevenson en Samoa: “En su lugar está el marino, en su lugar procedente de la mar, y en su hogar está el cazador, procedente de la colina”.
En 1965, Robin Lee Graham de 16 años comenzó un viaje en solitarios alrededor del mundo en el mundo entero. Partió desde San Pedro, California, en un balandro de 24 pies. Cinco años y 33,000 millas más tarde, volvió a casa con una esposa y una hija. Este libro relata las aventuras extraordinarias y las experiencias del viaje.
La historia real de la travesía del Dove es, como apreciará el lector, una de las sagas más extraordinarias de amor y aventura. Nos hallamos ante una sorprendente historia hecha de valentía, tenacidad y optimismo.
El 27 de julio de 1965, Robin Lee Graham, de 16 años, sale de San Pedro, California, en su bote Dove, de veinticuatro pies de eslora, navegando en solitario, con la única compañía de sus dos gatos, Suzette y Joliette.
Cinco años más tarde, después de haber recorrido 33.000 millas (60.000 km.), había llevado a cabo lo que muy pocos se atrevían a soñar y mucho menos a intentar.
El extraordinario viaje en solitario de Robin hacia la libertad y la independencia le llevó, a través de tres océanos, hasta las Samoa, Fidji, Guadalcanal, Nueva Guinea, Australia y el Cabo de Buena Esperanza, el Caribe, Sudamérica, Canal de Panamá y las Galápagos, hasta regresar a su punto de partida.
En las islas Fidji, el carácter de su viaje cambió al encontrarse con una hermosa muchacha californiana. Como Robin, Patti Ratterree viajaba, trabajando y haciendo autostop, alrededor del mundo, en busca de una vida muy diferente de la que había dejado en su California natal.
Idealmente hechos el uno para el otro, Robin y Patti se enamoraron y pasaron unas semanas idílicas navegando por las diamantinas islas Fidji, buceando en busca de conchas entre los arrecifes de coral, viviendo alejados de la costa, conmovidos por la belleza del mundo natural y por la amabilidad y generosidad de las gentes. Pero Robin tenía que continuar su viaje en solitario. Se separaron, con dolor y sin estar seguros de volver a encontrarse.
Lo que les sucedió a cada uno de ellos después de esta separación, cómo finalmente se encontraron de nuevo en Sudáfrica (después de que el Dove fuera dado por perdido en el mar), se casaron por dos veces, exploraron juntos el Caribe y las fabulosas Islas Galápagos, tuvieron un bebé y se dirigieron a su nuevo hogar de colonos en Montana, constituye el núcleo romántico y excitante de este relato único de aventura y desafío juvenil.
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PELÍCULA
Título original
The Dove
Año
1974
Duración
105 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Director
Charles Jarrott
Guión
Peter Beagle, Adam Kennedy (Novela: Robin Lee Graham, Derek Gill)
Música
John Barry
Fotografía
Sven Nykvist
Reparto
Joseph Bottoms, Deborah Raffin, John McLiam, Dabney Coleman, John Anderson, Colby Chester, Ivor Barry, John Meillon
Productora
St. George
Género
Drama. Romance | Drama romántico. Basado en hechos reales
Sinopsis
Basada en hechos reales. La historia de un sueño que parecía casi imposible y se hizo realidad. La gran aventura de Robin Lee Graham, un adolescente norteamericano de diéciseis años, que se convirtió en la persona más joven del plantea en dar la vuelta almundo en un velero, ``La paloma´´. El viaje de Robin duró cinco años. Durante este tiempo tuvo que enfrentarse a duras experiencias en las que puso a prueba su fortaleza física y psicológica. También conoció numerosos lugares y distinta gente, entre la que se encontraba el amor de su vida, Patti. Cuando Robin volvió a casa se había transformado en un hombre. (FILMAFFINITY)
Premios
1975: Globo de Oro al debut masculino más prometedor (Joseph Bottoms)
Dove, una vuelta al mundo con 17 años 22AGO 2011 11:09
Se llama Robin Lee Graham y nació en los Estados Unidos para protagonizar una de las páginas más bellas de la navegación en pequeños veleros. Con tan solo seis años su padre le introdujo en el mundo de las escotas. Navegó por el Pacífico con su familia durante tres años.
Por eso, con solo 16, se sintió preparado para zarpar del puerto californiano de San Pedro y surcar durante cinco años todos los mares del mundo. Su barco tenía ocho metros de eslora y costó 8.000 dólares. Robin navegaría 33.000 millas náuticas (unos 60.000 kilómetros). Un año antes, trató de emprender con dos amigos y sin el permiso de sus padres la misma aventura desde Hawaii: les dejó esta carta:
"Querido papá, siento marcharme sin decir adiós, pero si te lo hubiera dicho no me habrías dejado partir. Quiero darte las gracias por haberme criado como lo has hecho. Creo que ningún padre lo habría hecho mejor. También siento haberme llevado alguna de tus pertenencias. No os preocupéis por mí, pues todo saldrá bien. Os echo de menos y os quiero mucho. Besos y abrazos".
Palabras que marcaban una gran madurez y determinación pero que, sin embargo, le incitarían a posponerlo. Pero la firmeza de Robin por circunnavegar el globo se convertiría en una obsesión. Él no sabía demasiado de matemáticas y literatura, pero conocía mejor que nadie los secretos de los océanos. Por ello, su familia acabó por acceder, ayudándole en todo, a partir de ese momento.
Corría el año 1965, y los chicos que amábamos la mar apenas nos atrevíamos a separarnos remando unos cientos de metros de la orilla. Por eso, cuando me hice en Francia con una revista que anunciaba la aventura que iba a emprender Robin y su Dove, no pude menos que soñar y emularlo en las dársenas cercanas al pueblo de Plenzia en el que pasaba los veranos. En aquellos lejanos días no era posible saber demasiado de lo que acontecía fuera, y nuestro vecino del Norte se convertía en la única fuente de información, a modo de un lejano y primitivo Internet.
Con el paso de los meses me enteré que la prestigiosa revista National Geographic publicaría las diferentes etapas del viaje, narradas por su protagonista. Así que, cada mes, esperaba con ansia la lectura de aquellas páginas tan difíciles de encontrar, que mi profesora de inglés me iba traduciendo a modo de ejercicio.
Portada de 1965 del National Geographic
Aquel chaval, solamente tres años mayor que yo, hablaba de libertad, de independencia, como una continuidad de los mensajes que nos llegaban solo de refilón de los países más desarrollados, lanzados por una nueva especie llamados hippies, en las protestas que protagonizaban contra las guerras y la represión. Las navegaciones de Robin se convirtieron rápidamente en emisarios de libertad. En dardos de sueños imposibles todavía para los jóvenes españoles, pero que empezaban a marcar surcos de esperanza.
Navegó en solitario en su pequeño velero de California a Samoa. De allí, hasta Nueva Guinea, pasando por Australia y el cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica, para cruzar después el Atlántico hasta el mar Caribe. Para concluir su vuelta a la Tierra, tuvo que cruzar el canal de Panamá y ganar de nuevo California tras subir unas cuantas millas por el Pacífico.
Y como en toda aventura que se precie, en una de aquellas lejanas islas conoció al amor de su vida, lo que provocó que, en varias ocasiones, Robin dudase si continuar. Sin embargo Patti se convertiría en el verdadero motor de sus velas, y, gracias a ella, lograría concluir su extraordinaria aventura. Y como muestra de su historia de amor, y tras 46 años de vida en común, siguen juntos en su casa de Montana, donde se convirtió en un experto carpintero.
Desde las bellísimas montañas de ese estado norteamericano, y para no sentir complejo, debió recordar las palabras que él mismo había leído en la tumba del famoso escritor de los mares Robert Louis Stevenson en Samoa: “En su lugar está el marino, en su lugar procedente de la mar, y en su hogar está el cazador, procedente de la colina”.
El libro que publicó en 1972, titulado Dove, editado en España por Grijalbo en 1980, se convertiría en otra referencia para los navegantes en pequeños veleros, y desde luego en una nueva inspiración para los jóvenes españoles que hicimos de la mar nuestra vida, y de la libertad nuestra bandera.</r>